En este artículo se analizan estos dos tipos de acciones. Las acciones, al igual que otros conceptos económicos, se pueden clasificar teniendo en cuenta diferentes factores. Por Ignorancia de las circunstancias de la acción Tienen origen en la persona que las realiza, es responsable. Las acciones son conscientes y voluntarias, las que el sujeto realiza con el objetivo de una finalidad.
La ética y el derecho son las vertientes que tienen un interés más inmediato en aclarar cuándo una acción es propiamente voluntaria, para aprobar una conducta o censurarla moralmente. Una sociedad que pretende ser justa está obligada a proporcionar que sus miembros puedan escoger ante un trabajo estable, remunerado y significativo. Para ser persona se necesita forjar un buen carácter, agudizar la conciencia para las cuestiones morales y adquirir criterios morales (sabiduría práctica). Estos aspectos componen la estructura moral del ser humano.
Aclarar en qué consiste lo que es moral Aplicar todo aquello que haya descubierto para orientar la acción en los diversos ámbitos de la vida personal y social. Las personas somos inevitablemente morales porque imaginamos diferentes posibilidades, nos vemos obligados a escoger, y tenemos que justificar nuestra elección, si queremos comportarnos como seres racionales. Imaginar posibilidades, escoger y justificar son tres momentos de la estructura moral de las personas que hacen que nadie sea amoral. Conciencia significa “capacidad de darse cuenta de algo , captar los principios por los cuales distinguimos entre aquello moralmente bueno y moralmente malo.
Mintiendo, la conciencia cumple una tercera función, la de la autocrítica, que castiga con el remordimiento. Afirmar que los principios de aquello justo y bueno solo los podemos encontrar en el interior de cada grupo determinado y solo nos sirven para ese, no para todos los seres humanos. Las opciones que toma cada grupo son incomparables con otras, así que siempre serán relativas. Surge en Grecia, con los sofistas (Protágoras) y comprobaron en los discursos públicos la diversidad de puntos de vista existentes y el hecho de que cada uno de ellos pudiera defenderse con argumentos aparentemente convincentes.
Las afirmaciones morales solo pretenden expresar emociones y sentimientos, no argumentarnos conocimiento. No se puede decir que sean ni verdaderas ni falsas, pero si lo son los enunciados lógicos, matemáticos y hechos comprobables empíricamente. En cambio, los enunciados morales expresan aquello que siente el que habla. Ser una persona moralmente sabia necesita saber ser feliz.
Es necesario entrenarse, cultivar virtudes, sobretodo la prudencia. Es prudente quien sabe actuar buscando lo que le conviene, pero no en un momento puntual, ni en un término medio, sino el conjunto de su vida, conjugar el sacrificio con el placer de manera que salga la máxima felicidad posible es sabiduría. La ética occidental nace en Grecia, con los poemas homéricos. No son obras filosóficas si no literarias que presentan un mundo moral sobre el cual reflexionará la filosofía.
Los filósofos anteriores investigaron el principio del universo (physis), pero Sócrates se interesó por la realización del ser humano en sociedad. A los filósofos que impartían esta clase de educación y lo hacían por dinero se les llama sofistas (sabios). Son las diversas situaciones que se unen al objeto, o contenido, modificándole en una cierta medida el valor moral. Más allá del problema etimológico, la idea presentada por Tomás de Aquino es útil para subrayar que la aplicación del sentido a cualquier cosa implica cierta reflexión sobre los propios actos.
Por ello se dice que la el objeto formal de la Ética es la corrección moral de las acciones humanas. Finalmente, se produce la elección que es el acto elícito de la voluntad que tiene como objeto las acciones inmediatamente realizables en vistas del fin deseado. La intención es un acto elícito de la voluntad, que consiste en un querer eficaz de un fin, que en su realidad factible es lejano de nosotros, y que para conseguirlo requiere una serie de acciones. En las cosas operables hay mucha incertidumbre, porque las acciones versan sobre realidades singulares y contingentes, que son inciertas.
Pero en el camino, entre el acto inmanente (perfecto), y las acciones concretas como las indicadas, se encuentran las operaciones transitivas. La moral se ocupa de las acciones humanas, es decir, de aquellas acciones que el hombre realiza con conciencia y deliberación, y que por lo tanto implican su libertad y su responsabilidad. Existen muchas clasificaciones de las acciones dependiendo de su naturaleza, de la causalidad, de la intención, de la finalidad o del campo del conocimiento que las define y categoriza. Es este juicio estimativo lo que se ofrece a la consideración de mi razón, y puede, eventualmente, mover mi voluntad, la cual, sin embargo, tiene en principio suficiente libertad como para considerar otros factores relevantes en esas circunstancias.
De modo que no es extraño que uno pueda razonablemente preguntarse si sus propias acciones están contribuyendo al bien o al mal. Lo que se elije no es simplemente “agitar los brazos , sino hacerlo buscando un fin que imprime al acto una determinada forma, y que da lugar a dos acciones descritas diferentemente. Profundizando en las características mencionadas de la operación, se puede comprender que la simultaneidad entre el acto y el fin permite expresar que el conocimiento y el querer son, juntos, el principio de cualquier actividad humana. .